Adrian Gonzalez
La leyenda de Fatimor
Les voy a contar cuando mi nombre se convirtió en leyenda, fama, inmortalidad, cuando todos me añoraban como un ser querido, y fue hace muchos años, décadas ya.
Tan solo sostenía una espada, oxidada, de mala empuñadura, y apenas podía lastimar la corteza de un arbol. Junto a ella la acompañaba un escudo de acero no mucho mejor pulido que la primera. Apenas coderas y rodilleras de acero me protegían las extremidades, una cota de malla resguardaba mi cuerpo como últi